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Exhibiciones Permanentes

Sala de Oro indígena:
Exhibe la colección de oro del museo, la cual tiene como atractivo que algunos objetos tienen contexto arqueológico.
Rescata la visión de los pueblos indígenas que trabajaron el oro, para los cuales tenía un valor espiritual más que material.
Objetos que se portaban en el cuerpo como patenas (discos de oro que se colgaban en el pecho), collares, narigueras, aretes, pulseras y cascabeles. También hay figuras de chamanes en miniatura.

Se exhiben además objetos traídos por los españoles, como la cerámica rústica, un cuchillo y cuentas de vidrio, las que eran intercambiadas por el oro.
Con esta exhibición el museo pretende identificar al oro con las culturas indígenas.

En un recorrido por la sala usted encontrará objetos asociados a las diferentes temáticas que se abordaron: No todo lo que brilla es oro, Oro mágico y Oro indígena. Entre las piezas exhibidas destacan animales como ranas, lagartos y aves.No todo lo que brilla es oro

No todo lo que brilla es oro
Museo Nacional
Debemos saber que la mayor parte de los objetos en metal que fabricaban los indígenas no son de oro.
Los orfebres trabajaban con una combinación de oro y cobre, a la que llamaban tumbaga o guanín. ¿Por qué? Pues porque el oro y el cobre eran escasos y esta aleación les facilitaba todo el proceso de fundición.
¿Se lo hubieran imaginado?
El oro se conseguía como hoy, en forma de pepitas o granos, en las arenas de los ríos adonde llegaban por el proceso de desgaste de las rocas.
El cobre en cambio existe en forma de láminas u hojas, en las rocas y también en los ríos.
Una vez que obtenían oro y cobre, los artesanos indígenas utilizaban diferentes herramientas, materiales y técnicas.
Si hablamos de sus técnicas, utilizaron principalmente dos. Veamos cuáles y en qué consistían:

La fundición:
Esta era una técnica bastante particular. Primero moldeaban el objeto con cera de abejas. Luego, lo recubrían con barro. Después lo calentaban de tal modo que saliera la cera derretida y sólo quedara el molde de barro hueco. En ese molde vertían entonces, el metal líquido fundido.
Esperaban pacientemente a que se enfriara para partir el molde y ya.
Aparecía una hermosa pieza que necesitaba nada más que el trabajo de pulido. Fascinante, ¿verdad?
El martillado:
También podían trabajar con esta técnica que igualmente exigía la habilidad y destreza.
¿De qué se trataba? Los artesanos golpeaban el metal con un martillo, sobre una superficie dura. Así obtenían láminas delgadas de diversos tamaños.
Claro que también tenían un secreto para evitar que con los golpes, el metal se quebrara. Así después de calentarlo al rojo vivo, lo enfriaban con agua.
El resultado era también una joya.


¿Para qué se usó el oro?

La elaboración de objetos de oro tuvo una razón de ser entre los pueblos precolombinos.
Estas piezas se utilizaron para realizar intercambios y como ofrendas funerarias, que colocaban en las tumbas. Las personas eran enterradas con objetos que les habían pertenecido en vida y que revelaban su condición social.
Eran también un distintivo para los diferentes estratos sociales. Siempre indicaban utoridad, como la de los caciques, los guerreros o los chamanes, o bien la de otros grupos sociales.
Según la posición social de la persona que las usaba, eran diferentes sus formas y diseños.
La fabricación de objetos de oro tuvo mayor desarrollo entre los grupos indígenas que tenían una organización social y política cacical. Esta se caracterizaba por la presencia de un jefe o cacique, de un líder religioso o chamán y de artesanos, guerreros y agricultores.
Esta organización les permitió dominar amplios territorios y tener el control de los recursos naturales, como el oro y el cobre.
Seguramente, nos preguntaremos ¿qué significan estos objetos de oro?¿, ¿Qué representaron para los pueblos indígenas?
Pues verán, los indígenas precolombinos de Costa Rica tenían una religión animista o chamánica. Esto significa que creían que todas las cosas, los animales y las plantas, poseían fuerzas ocultas dentro de sí y un alma con poder.
Estas creencias así como también sus ceremonias religiosas, les servían para explicar las relaciones que existían entre el universo, la naturaleza y los seres humanos.
El chamán, que era el líder religioso, era el encargado de comunicarse con el mundo de los espíritus.
Por eso, los objetos que se relacionan con él son figuras humanas pero con cabeza o máscara de animal y llevan penachos y otros adornos en algunas partes del cuerpo.
Esta era una manera de señalar su creencia de que el chamán podía transformarse en ciertos animales.
¿Les parece sorprendente? Pero eso no es todo. También creían que el chamán podía volar, es decir subir y bajar, separarse del cuerpo y entrar en otras partes del universo.
Esto para poder curar, o visitar a los antepasados, o consultar a los seres sobrenaturales sobre hechos del pasado o del presente, o tal vez para aprender nuevos bailes y canciones.
Todo un mundo mágico sin duda.
Algunos animales, escogidos por su fuerza, su peligrosidad o su astucia, por ejemplo, fueron adoptados por los indígenas. A través de ellos representaban a sus antepasados o a los espíritus protectores.
También creían que ciertos animales se relacionaban con determinadas enfermedades y con su curación.
Entre los animales que más aparecen en la orfebrería indígena están las aves.
Pero representaron frecuentemente al jaguar, porque para algunos pueblos indígenas el chamán puede convertirse en jaguar, ya sea para ayudar o para causar algún daño.
El zopilote era relacionado con el dios creador y con la muerte.
Según las leyendas, era el encargado de llevarse las almas al otro mundo.
Los indígenas bribris de nuestros días creen que Sibö se transformó en zopilote para enseñar a los seres humanos a bailar en círculos.
Este conjunto de creencias nos permite comprender mejor el mundo de nuestros antepasados y la presencia de ciertas figuras en su trabajo de orfebres.

Alto a los saqueos
Cristóbal Colón fue el primero que describió el uso que los indígenas daban a sus piezas de oro, en las tierras que hoy son territorio de Costa Rica.
Pero con el proceso de Conquista se inició una larga y penosa historia de saqueos de las riquezas naturales y materiales de los pueblos indígenas.
Los conquistadores españoles obtuvieron el oro intercambiándolo con los indígenas por collares con cuentas de vidrio y herramientas de hierro.
Cuando creyeron que los indígenas ocultaban grandes cantidades de oro y que se negaban a entregárselos, utilizaron la violencia.
Los conquistadores nunca comprendieron el significado que estos objetos de oro tenían para los pueblos indígenas.
Ansioso de enviar a España riquezas que permitieran saldar las deudas del Estado, fundieron la orfebrería que obtenían de sus saqueos. Se perdió así gran parte del patrimonio cultural de nuestros antepasados.
Pero aunque la conquista terminó, los saqueos continuaron…
Aún hoy los huaqueros profanan las tumbas indígenas para obtener piezas que allí se han conservado por siglos.
Comerciar, exportar y coleccionar objetos precolombinos es ilegal. Por eso debemos hacer conciencia y decir ¡Alto a los Saqueos!. Si no lo hacemos, perderemos irremediablemente lo que queda de nuestro patrimonio.
Algunas otras instituciones que ya contaban con colecciones pueden, al igual que el Museo Nacional, exhibirlas y divulgar la información obtenida por los arqueólogos.
Por su importancia, todos los objetos precolombinos son parte de nuestro patrimonio nacional y pertenecen a todos los costarricenses.


Respeto por el pasado aborigen

El oro indígena es parte de nuestro patrimonio.
En el siglo XVI, la conquista española causó gran destrucción entre las sociedades indígenas. Desaparecieron así muchas tradiciones y costumbres conservadas por siglos.
Sin embargo, los objetos de oro mantuvieron su condición de símbolos de autoridad.
Un ejemplo reciente es el de Antonio Saldaña, último cacique de Talamanca, quien aún a principios de siglo (1910), usaba en su pecho varias águilas de oro como insignias de su poder.
Aunque los grupos indígenas actuales ya no usan objetos de oro precolombino, han conservado el sentido social y religioso que les dieron sus antepasados.
Por eso, rechazan el huaquerismo y algunos se oponen también a las excavaciones científicas.

¿Qué haríamos nosotros en su lugar?

Aprender de nuestro pasado y de la historia precolombina, valorizar la cultura de nuestros pueblos indígenas a través de su arte, es un modo de comprender nuestro presente.
Y en él debemos aprender a respetar y salvaguardar lo que nos pertenece.
Este oro es nuestro y también es nuestra la responsabilidad de preservarlo para el futuro.


 

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